El multimillonario caso «Merricks versus MasterCard». Esta semana examinamos el famoso asunto MasterCard, uno de los más sonados en el Reino Unido en estos últimos años y, en particular, la reciente sentencia del Tribunal Supremo de 11 de diciembre de 2020, (Mastercard Incorporated and others v Walter Hugh Merricks CBE (Respondent) [2020] UKSC 51), según cita neutra.
Para aquellos que no sepan o recuerden cómo funcionan las citas en derecho inglés les invito a leer esta entrada sobre la materia.
Cabe decir que el asunto ha sacudido los cimientos de la “City”, tanto por la importancia de la parte derrotada como por la cuantía en juego pero, sobre todo, por lo que conlleva esta sentencia, como veremos a continuación.
De qué va el asunto Master Card
El origen del caso se remonta al año 2007, cuando la Comisión Europea determinó que las tasas de intercambio multilaterales de MasterCard eran anticompetitivas.
Como es sabido, las tasas de intercambio son las que pagan las empresas cuando los pagos se realizan mediante una tarjeta MasterCard.
La Comisión Europea consideró que esa práctica originaba unos precios más altos para los consumidores, con el consecuente daño económico.
Por tal motivo, en septiembre de 2016 Walter Merricks, antiguo “Financial Ombudsman”, (un defensor del pueblo en materia financiera), inició una reclamación en nombre de 46 millones de consumidores del Reino Unido contra MasterCard por los daños generadores por ese sobrecoste.
En dicha reclamación, Merrick solicitaba condenar a MasterCard al pago de 14.000 millones de libras, en concepto de daños, por las pérdidas sufridas como consecuencia de las comisiones ilegales cobradas entre 1992 y 2008, una de las mayores cuantías que se recuerdan.
El requisito de procedibilidad en acciones colectivas
Merricks presentó su reclamación en virtud de las disposiciones de la Ley de Derechos del Consumidor de 2015 (“Consumer Rights Act 2015”), que permite el inicio de acciones colectivas por infracciones de la ley de competencia.
No obstante, como requisito de procedibilidad en el Reino Unido y, con carácter previo a su admisión por los tribunales, las demandas colectivas bajo el régimen de consumidores de 2015 necesitan ser “certificadas” por el “Competition Appeal Tribunal” (CAT) y así obtener la autorización (“Collective Proceedings Order”o “CPO”).
El CAT es un órgano judicial especializado en materia de competencia e integrado por expertos en derecho, economía, empresa y contabilidad.
Así las cosas, este tribunal rechazó la reclamación de Merricks en su sentencia de 21 de julio de 2017 (Walter Hugh Merricks CBE v MasterCard Incorporated & Ors [2017] CAT 16) ya que consideró que Merricks no cumplía las exigencias establecidas en la Ley por dos motivos fundamentales.
El primero, según el CAT, se debía a que Merricks no podría probar que las tasas de MasterCard conllevaran un sobrecoste a los consumidores dado que la demanda no contaba con suficientes datos para estimar los daños adicionales causados.
El segundo motivo radicaba en que el CAT entendió necesario que Merricks estimara la pérdida individual de cada demandante afectado, al menos de forma aproximada, cuestión no contemplada en la demanda presentada.
Frente a la decisión del CAT, Merricks presentó entonces un recurso ante el Tribunal de Apelación (“Court of Appeal”) el cual, tras las vistas correspondientes, resolvió favorablemente al recurrente mediante sentencia de 16 de abril de 2019 (Walter Hugh Merricks CBE v Mastercard Incorporated and Ors [2019] EWCA Civ 674), remitiendo el caso al CAT para que concediera a Merricks la certificación necesaria para demandar.
Esta circunstancia llevó a MasterCard a presentar un nuevo recurso, esta vez ante el Tribunal Supremo del Reino Unido, con el objetivo de impedir que la demanda de Merricks pudiera echar a andar.
La inesperada muerte de Lord Kerr
En su sentencia del pasado 11 de diciembre de 2020, el Tribunal Supremo (“Supreme Court of the United Kingdom”) decidió rechazar el recurso de MasterCard y confirmar la sentencia del Tribunal de Apelación en una sentencia histórica y con polémica incluida.
Y es que unos días antes de dictarse la sentencia, uno de los jueces del tribunal, Lord Kerr, falleció repentinamente, tan solo dos meses después de su jubilación.
Ante esta circunstancia, el Tribunal Supremo siguió adelante con las deliberaciones y decidió desestimar el recurso de MasterCard por 3 a 2.
Para ello, el resto de los jueces tuvieron en cuenta las opiniones de Lord Kerr, a pesar de su inesperado fallecimiento, ya que había expresado su acuerdo con la versión final del ponente, Lord Briggs y había estado de acuerdo con su contenido.
Por lo tanto, aunque Lord Kerr no hubiera fallecido repentinamente, el resultado habría sido igualmente desestimar el recurso de MasterCard, por lo que los jueces con voto disidente acordaron que, en estas circunstancias, debía prevalecer el voto mayoritario.
La sentencia del Tribunal Supremo
MasterCard planteó dos motivos para la apelación.
En primer lugar, que Merricks no había demostrado que hubiera datos suficientes para que la metodología propuesta para calcular los daños para todos los demandantes fuera viable.
En segundo lugar, que la distribución de una indemnización por daños y perjuicios agregada no guardaría ninguna relación con el principio compensatorio, es decir, que guardara relación con la efectiva pérdida sufrida por los demandantes).
En consecuencia, MasterCard solicitó que el Tribunal Supremo confirmara la desestimación de la solicitud de certificación.
Por contra, la sentencia del Tribunal Supremo del Reino Unido entiende que el CAT cometió una serie de errores al considerar que la reclamación de Merricks no era apta para obtener la certificación que le permitiría iniciar la reclamación contra MasterCard.
Concretamente, la sentencia hace hincapié en que la dificultad que puede existir para cuantificar o repartir las pérdidas no debe ser un obstáculo para obtener la certificación. Es decir, no debe entorpecerse un caso en la fase de certificación por la mera “existencia de dificultades en la cuantificación de los daños».
A mayor abundamiento, el tribunal también señala que el «propósito evidente» del régimen legal de los consumidores de 2015 es precisamente «facilitar en lugar de impedir tales reclamaciones”.
Además, la sentencia del Tribunal Supremo resuelve una de las cuestiones clave en los procedimientos de reclamación colectiva en el Reino Unido: si, tal como había argumentado MasterCard, es necesario que los daños tengan carácter compensatorio, un mecanismo general para distribuir los daños no podría ser permisible en sí mismo.
La sentencia desestimó este argumento al afirmar que el régimen de 2015 «altera radicalmente el principio compensatorio establecido en el derecho común al eliminar el requisito de evaluar la pérdida individual en un caso de daños agregados”.
Efectos de la «sentencia Mastercard»
Tras la sentencia del Tribunal Supremo, el caso se ha remitido de nuevo al CAT para que este otorgue finalmente la certificación y el procedimiento de reclamación colectiva frente a MasterCard inicie su camino ante los tribunales en esta demanda multimillonaria.
Pero más allá de esta primera victoria, la sentencia del Tribunal Supremo subraya hasta qué punto la regulación de consumidores en el Reino Unido ha revolucionado el panorama en materia de acciones colectivas, obteniendo el respaldo judicial para que dichas reclamaciones sean mucho más ágiles en su tramitación, acercándose así al modelo norteamericano.
En consecuencia, es previsible en el mercado británico un aumento significativo de este tipo de procedimientos colectivos a gran escala, particularmente incentivados además por la industria de financiación de pleitos, como sucede en el propio “caso MasterCard”.
En cualquier caso, resulta recomendable la lectura de los votos particulares de la sentencia ya que ofrecen interpretaciones y valoraciones distintas sobre los aspectos técnicos, como son el método de cálculo de los daños y el carácter compensatorio o no de las indemnizaciones en reclamaciones colectivas por daños derivados de infracciones de la competencia.
Por Josep Gálvez.
Del Canto Chambers realiza un enfoque personalizado para cada cliente, el cual se ajusta cuidadosamente a sus condiciones, lo que proporciona seguridad en todo el proceso, y hace que las aplicaciones de nuestros clientes sean exitosas.